«Como mínimo la mitad de los pasajeros que viajan con auriculares en los oídos van oyendo la banda sonora de su propia vida. Resulta difícil imaginar un mundo sin música. Faltaría algo esencial». (Chistoph Drösser)
Hay muchas teorías de por qué nos gusta cierto tipo de música. En ello influye: nuestra edad, el consumo de drogas, creencias religiosas, género… Los expertos abogan por constatar que la edad es el elemento primordial a la hora de escoger la música que marcará esa etapa. Sólo tenemos que fijarnos en nuestra efervescente adolescencia. ¿Qué escuchábamos? Letras reivindicativas, en lenguas vernáculas, géneros como el rap, hip hop, reggae… Todos aquellos que simbolizan la idea de vida que pretendemos empezar a labrar. La rebelión. El cambio.
Si nos ceñimos a la adolescencia, es cuando comenzamos a revelarnos con el mundo y a tomar nuestro propio camino, empezando a conformar nuestra propia identidad. Se tiene la concepción de los cambios hacia el egoísmo y la inestabilidad que, además, en términos musicales se designó como el sturm und drang (designa el apogeo romántico y la imagen del adolescente como una persona confusa, que desea ser libre y para ello se revela).
Según el compositor musical Aaron Copland, los adolescentes más jóvenes suelen decantarse por el rock y el pop, y frecuentemente irá ligado al atuendo y la conducta social. Se convertirá en su estilo de vida. Además, como sabemos, la música posee un contenido emocional interno que produce una relevancia para la persona. Pero no todo termina aquí, escogemos cierto género dependiendo de nuestra necesidad de coincidir con ciertas estructuras mentales como, por ejemplo, un desamor (en musicoterapia llamadas teoría isomórfica). Aunque esto, obviamente son consideraciones personales.
Al fin y al cabo, escuchamos y consumimos lo que necesitamos, música que habla de: amor, frustraciones, problemas generacionales, alegría extrema… Y eso, nos lo venden muy bien las discográficas.
A continuación, os enseñaremos algunos datos de archivo que hemos encontrado. En algunos casos, se puede caer en los estereotipos ¿Qué opináis?
- Los fans del hop/rap y del dance/house son mayoritariamente hombres, heterosexuales con tendencia a la promiscuidad y que, anteriormente, habían consumido drogas.
- Por el contrario, los consumidores de música clásica son principalmente monógamos, no consumidores de drogas y de formalización académica elevada.
- Disco, hard-rock o la práctica de ellas es representativo de las clases populares.
- El potencial atractivo de las preferencias musicales para el otro sexo, donde las preferencias musicales tienen un papel de atracción similar a otros rasgos físicos o psíquicos. Sintiéndose los hombres más atraídos por mujeres que comparten sus