Como si 50 millones de Terabytes en internet, 7.300 millones de líneas de teléfonos móviles y miles de aplicaciones disponibles para comunicarse de diferentes maneras no fueran suficientes. Sucede que a veces hay personas empeñadas en demostrar que la mejor comunicación artística es la observación de lo que nos rodea a través de la introspección y el aislamiento. Romain Iannone no es el primero, ni será el último que nos dejará un trabajo tallado con moldes antiguos, pero cada vez son más raros los casos en los que se opta por rescatar metodologías remotas.
Contactar con Romain es hacer un viaje hacia el suroeste de Suiza, al corazón del cantón del Valais. Allí, en el alto valle del río Ródano y sufriendo la emboscada de cincuenta picos de 4.000 metros de altitud se encuentra la cuenca que vio nacer en 1994 a este artista multidisciplinario. Aptöm, amigo de su infancia, nos guía y cuenta la influencia que la naturaleza ejerce sobre los habitantes del lugar: Vivir cerca de la naturaleza y poder jugar con ella, hace que de alguna forma desarrolles tu creatividad. Crecimos ambos a los pies de la montaña, siempre jugando fuera… incluso nos gustaba experimentar la fuerza de las tormentas sin resguardarnos en ninguna parte.
Pero no resulta fácil imaginarse cómo en un sitio con semejante hermetismo, alguien puede adquirir una cultura musical que le derive hacia ese tipo de sonidos.
Fue su hermano, empezó haciendo música porque su hermano, que es un buen bajista de Jazz, le enseñó diferentes tipos de música y entonces decidió probar distintas cosas y grabarse a sí mismo. Ahora está intentando aprender a ser pianista de Jazz, pero como no es muy asiduo, simplemente trata de improvisar con su profesor de piano, algo no muy eficiente. Romain trabaja como diseñador gráfico, estudió eso aquí en Valais, en una buena escuela. También pinta, para él es un poco lo mismo. Dice que siente las mismas sensaciones pintando que haciendo canciones. Una canción puede influenciar una pintura y viceversa, es el mismo proceso -comenta Aptöm.
El pasado mes de Junio, Romain lanzaría un LP titulado Nocturne Works en el sello Oqko, un sello muy dado a lanzar trabajos de artistas con diferentes inquietudes. De su encuentro con Lvis, uno de los responsables del sello, en un viaje de cinco meses por Berlín, nacería la colaboración y la edición final de una serie de tracks grabados entre 2015 y el final de 2016. Realmente en aquella época no creo que él estuviera haciendo música. Eran grabaciones que poco a poco fue subiendo a Soundcloud y que un año después Lvis le dijo de hacer algo con ellas. No fueron concebidas como un álbum.
Pese a no ser concebido como un álbum, existe una idea instrumental en el LP que le dota de consistencia y un concepto que gira en torno a él. Romain recita de memoria todos los instrumentos que habían sido utilizados en el release, tales como el OP-1, DX-100, Juno-106, SP-303, Tascam Portastudio, Marantz CP 430, Tascam 238 y una 388 con un problema en los tracks 7 y 8 para los cuales le ha pedido ayuda a Aptöm cientos de veces. Suele ser un problema común en los artistas con tantos equipos que las ganas de experimentar con los juguetes nuevos y su organización sean contraproducentes a la hora de acabar lanzando material. Pero, vistos los resultados, parece que los alpes suizos aclaran las ideas de quienes componen en semejante paraje.
Cae la noche en el valle y aparece la inspiración creativa para Iannone, en el mismo espacio de tiempo donde la Ipomoea Alba crece con más intensidad. Hay una conexión especial con la naturaleza cuando te ocupas de hacer crecer una flor de luna. Es una planta que se abre al atardecer y vive de noche, solitaria, que crece donde otras no y que trata de trepar en busca de la luna sin importarle todas las ocasiones en las que no te has ocupado de ella -explica Aptöm.
Sí, –prosigue Romain– creo que es una cosa que tiene mucho que ver con la naturaleza, hay un poder místico en ella. Especialmente cuando cae la noche. La flor de luna está despierta de noche, quizás ella sabe todos nuestros secretos, quizás le gusta la dulzura que la noche te puede dar. ¡Es genial! Pero no creo que ella estuviera totalmente sola en este jardín.
Jardinería a parte, Romain nos comenta su gusto por el hecho de que la música amplifique el sentido místico de la noche: Fui por primera vez consciente de ello con Discreet Music de Brian Eno. Una canción celestial. Solía caminar con esta canción por la noche, atravesando las colinas cercanas a la casa. Me producía una gran sensación. Por cierto, hablando de naturaleza, deberías mirar un libro llamado In the Heart of the Dark Night de George Shiras, editado por Xavier Barral. Un libro excelente.
Este LP está disponible en cassette y también viene con semillas de flor de luna. ¿Por qué has decidido lanzarlo así? -le pregunto.
– Una de las razones es porque todo estaba ya grabado en cinta. Para mí tiene sentido por lo que cuento a través de las canciones. Además, es especial el hecho de tener que insertar la cinta en un reproductor, es como una pequeña aventura. La idea de la flor de luna tiene mucho que ver con el release, al fin y al cabo es algo de lo que te tienes que ocupar si quieres que crezca bien. Toma su tiempo y es frágil.
– Si esta flor tiene tantas cosas en común contigo, ¿dónde podemos encontrar a Romain Iannone cuando salga el sol?
– ¡Probablemente descansando en una pradera en lugar de estar trabajando!