Ascensión a Alpe Lusia

entrevista a stimming

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Desde Venecia son dos horas y media con recorrido turístico por Padua, Vicenza y Trento. Lo más fácil para llegar, si quieres evitar problemas, es el avión porque desde allí todavía quedan dos horas para llegar al destino. Pero no mucha gente tiene necesidad de ir allí solo y menos cuando no hay nieve.

Bolzano es la capital de la provincia italiana del mismo nombre donde se sitúa el punto de partida. Una antigua ciudad industrial, reconvertida para la causa turística de los alpes italianos, a 86 kilómetros de Innsbruck y 116 de St. Moritz y donde sus gentes mezclan el idioma italiano con el alemán y el ladino no sin dificultad. Bañada por el rio Adigio, contrasta la amabilidad aparente de sus calles con la poca hospitalidad de la que presumen las montañas que le rodean. Toda una invitación a nadar río abajo hasta el mar Adriático.

Bellamonte es la última etapa de una carretera, la Strada Statale 50, digna de pasar desapercibida en el Giro de Italia. Conforme avanza la calzada la densidad de casas bajaba drásticamente indicando el camino a la vía donde ni las aplicaciones de mapas ni algunos lugareños llegan; La vía Lusia.

Entrevista Stimming

Tres kilómetros cuesta arriba y allí esperan una pareja con un manojo de llaves en la mano. Norbert y su mujer Larissa llevan cuatro décadas regentando dos negocios turísticos del lugar, una casa y una tienda a unos seis kilómetros donde comprar productos alimenticios de la zona. –Por 170 Euros la noche no encontrarás nada mejor. Dispone de cuatro habitaciones, cocina, sauna, un baño y televisión por satélite, aunque cuando el tiempo se pone feo es mejor disponer de otras distracciones -apunta Norbert.

Al anochecer, el único sonido que se escucha en la casa son los crujidos de la madera presente en todas las partes de la rústica decoración que la adorna. No suena tan romántico el encerrarse solo en una casa a 1900 metros del mar y a ocho kilómetros del lugar habitado más cercano. El ruido del viento chocando con la casa imita psicofonías incrustadas en las paredes, una nada agradable invitación a que seas tú el que llenes el espacio de sonidos. En ese momento se entiende la ventaja que supone partir desde Hamburgo. Pese a las once horas de viaje, se llega listo para omitir durmiendo la primera noche, donde te puedes dar cuenta que ni la televisión ni internet llegan en tiempo o en forma para silenciar las psicofonías nocturnas.

Entrevista Stimming

A Olga, la dependienta de la tienda más cercana le interesan bien poco las historias que se cuentan sobre Alpe Lusia, más concentrada en las historias de revistas rosas que incluso en pasar correctamente los códigos de barras de los productos. Es por esto que, con suerte, te puedas llevar gratis varias botellas de Cesari Essere a casa, siempre y cuando no seas invitado por el casero más famoso de Alpe Lusia a probar en el apartamento su vino favorito, el Castel Firmian. Si esto sucede es una buena oportunidad para hacerle varias preguntas sobre la vida que se vive en Alpe Lusia, especialmente tras el paso de Martin Stimming por allí para la creación de su último disco.

Entrevista Stimming

-Va por temporadas, cuando llegan los turistas en invierno es ajetreada, pero luego llega la temporada baja y salvo algunos arreglos no hay mucho más que hacer. – Afirma Norbert.

– ¿Nunca llega gente interesante, famosos…?

Sí claro, y también llega gente solitaria, los escritores, pintores, músicos, artistas de todo tipo… son interesantes, se aprende mucho de ellos y ellos también aprenden mucho de la vida aquí. Recuerdo uno hace poco, llegó con su coche desde el norte de Alemania cargado de cacharros musicales. Pasó tanto tiempo aquí que me aprendí todos los nombres de sus instrumentos. Se trajo dos Kush audio tweakers, una Bricasti M7, un OP1, el API 550A, el Electrodyne 501, el sintetizador Cwejman S1, un Elektron Octatrack, un Elektron Analog Rytm, dos micrófonos Neumann y un lápiz Wacom.

– ¿Por qué vino él a Alpe Lusia?

Seamos sinceros, los artistas de hoy en día vienen a Alpe Lusia por una razón. Hay tantas distracciones en las grandes ciudades a la hora de sentarse a crear que, para intensificar y ordenar sus emociones, necesitan encontrar lugares apartados como este. Vienen a buscar luz para continuar con su trabajo, y qué mejor que Alpe Lusia, que significa Alpe de luz en el idioma ladino. El caso de este chico alemán, Martin, era el mismo del resto de los artistas que han pasado por aquí en los últimos quince años, aunque no había visto semejante parafernalia antes.

– ¿Y cuál era la idea de Martin con sus instrumentos?

Al poco tiempo de llegar lo primero que hizo fue montar todo en la mesa de la terraza. Tuvo suerte que aquella tarde hizo sol, porque aquí el tiempo puede llegar a ser muy cambiante, de hecho, no se le ocurrió volver a hacerlo y lo trasladó todo a la cocina. Le pregunté a Martin, ¿qué haces con todo esto? Y me dijo, “estoy intentando componer música para no volver a tener que utilizar el ordenador en mis actuaciones”. Su idea era sacar todo lo que pudiese de su ordenador para condensarlo en instrumentos analógicos y llevárselos por el mundo. Pero tenía un problema, la calidad del sonido. Esto lo logró resolver para directos con el TC Finalizer, una herramienta de masterización, que tendrá que llevar a todas partes a partir de ahora. Para él resultó muy difícil obtener el volumen necesario del master al trabajar con Hardware. Con un ordenador no le resultaba tan difícil porque tenía muchas herramientas, pero hacerlo en directo sin él era otra cosa.

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– ¿Dedicó todo un mes a trabajar en sus actuaciones?

No, no, trabajó sus actuaciones en directo después, pero no fue aquí. Aquí vino a componer para su nuevo disco, pero componía de tal forma que cuando tuviese que trasladarlo a sus actuaciones lo pudiese hacer sin necesidad de un ordenador que, según me dijo, era algo que quería hacer desde hacía años. Me explicó que quería tener muchas partes de la música metidas en instrumentos analógicos. Como eso no era posible, pues tuvo que hacerlo con partes más grandes. Me habló algo de que ahora había pasado de los cinco buses por canción que utilizaba con un programa de ordenador a un bus por canción cortado en piezas y dirigido a varios instrumentos…lo recuerdo, pero no logré entenderlo. Lo importante es que lo consiguió tras años buscándolo.

– ¿Qué pretendía conseguir con este disco?

Al parecer quería hacer un álbum donde las canciones no se interrumpiesen entre sí y que, de esa forma, te pudieras concentrar en la música. Así que el disco tiene tres partes, las tres primeras canciones, la parte central y luego las dos últimas pero unidas de una forma sofisticada. Aunque no todo el disco lo hizo aquí, hubo algunas canciones que ya las tenía casi hechas y sonidos que supongo los había grabado en Hamburgo.

– ¿Viajaba mucho con toda esa parafernalia?

Creo que sí, especialmente este año. Me contó que hace cinco años le dieron un premio en Ibiza y ahora me he enterado que ha vuelto allí en mayo para actuar en una convención o algo así. Aunque no estoy seguro de que se haya sentido muy cómodo. Por lo que me contaba intentaba huir de la música vista como un negocio. Pero no me malinterpretes, seguro que si le dan un premio en alguna parte por este disco se alegrará mucho, aunque bromeaba sobre la posibilidad de colocarlo en el baño.

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– ¿Le habló alguna vez de tener miedo a la hora de componer? Creo que es una sensación que comparten algunos músicos. Precisamente un compañero me contó que un artista llamado Denis Ferrer le confesó hace poco su miedo a sacar otro disco y de que este no fuese aceptado.

– No, no creo que le importe lo que diga la gente. Sin embargo sí me dijo que tuvo miedo cuando se enfrentó a un aparato que había en Amsterdam llamado 4D, un sistema de sonido gigante que creo probará este año de nuevo en Budapest. Cuando veía trabajar a Martin aquí en Alpe Lusia siempre me pareció un chico muy organizado, así que me imagino lo que tuvo que ser para él encontrarse un sistema con tantos altavoces por los que salen sonidos diferentes y posibilidades infinitas. Pero bueno, me dijo que era una cosa muy nueva así que le dije, no te preocupes Martin, si era tan nueva e hiciste el ridículo, seguro que nadie se daría cuenta.

– ¿Cambió el 4D algo en su forma de acercarse a los directos?

– Le cambió la percepción del espacio y de las posibilidades que el espacio le daba. De hecho, en la canción número cuatro, que creo que es una de las que no produjo aquí, hay un sonido que se mueve por los altavoces y que cambia radicalmente según se mueve. Por lo menos aquí demostró que era un adicto a grabar y jugar con las grabaciones que había hecho del espacio en el que se movía. Se trajo sus micrófonos y caminaba hasta lo alto de la montaña, grabando cabras, vacas por la mañana, el viento e incluso los sonidos del banco de la cocina del apartamento. Ese banco no sonaba así antes de que él llegara. Martin se volvía loco produciendo y al saltar encima de él, el banco ha cedido, una de las cosas que hay que reparar.

Entrevista a Stimming

– ¿Se volvió loco de verdad?

No, pero hay que entender una cosa. Cuando hablaba de que los artistas aprenden mucho de la vida aquí, me refería que acaban entendiendo las dificultades del estar aislado, lejos de sus casas y con un tiempo que muchas veces no acompaña. Puede llegar a ser muy depresivo. Algunos de ellos se llevan al límite y las cosas no acaban bien. Especialmente si no tienen ideas y vienen a encontrar la inspiración aquí y no la encuentran, entran en un bucle que les hace llevarse al límite. No fue el caso de Martin, él llegaba con ideas, partes de canciones ya hechas y necesitaba ese pequeño empujón. Me dijo que hacía dos años que tenía la canción “My better Half” escrita en su cabeza y que se la quería dedicar a su mujer. Tenía medio camino andado cuando llegó aquí. Pero llegó un momento en el que dejó que todas las emociones le embargasen a la vez por el mero hecho de estar aquí arriba sólo durante semanas. Empezó a entrar en un estado maniaco. No digo que fuera un maniaco, pero necesitaba acabar lo que estuviera haciendo lo más rápidamente posible y largarse de aquí.

Basado en una entrevista a Martin Stimming el 12 de Mayo de 2016.

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